Puede que, paradójicamente, las fotografías más interesantes sean las que nos permiten ver lo que de otro modo no veríamos. Y no me refiero solo a las que retratan fenómenos invisibles, como ésta, que he descubierto vía Rinzewind, bloguero y controlador ocasional de manifestaciones (las penas del agente Smith, Manifestómetro). Es parte una colección de fotos tomadas con la cámara rapatrónica, un invento de Harold Edgerton, que abrió un nuevo campo a la fotografía. Es capaz de detener cualquier movimiento con su altísima velocidad de obturación (10 nanosegundos, 1/100.000.000 de segundo).
Edgerton se hizo famoso con sus pintorescas fotos de una bala reventado una manzana o atravesando una carta, la corona que forma una gota de leche al impactar contra el suelo, etc, pero este invento tenia otras aplicaciones. Lo que se ve es la explosión de una bomba atómica menos de un milisegundo después de la detonación. Las cosas terribles a veces tienen un aspecto inocente.
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