Un mundo propio

Hay pocos fotógrafos que tengan un mundo propio: una combinación de técnica, motivo y estilo que define una manera de ver casi exclusiva. Ahora que vienen días de playa, pienso en Wayne Levin, que construye en blanco y negro unas imágenes fantasmales que retratan mejor que cien especiales de National Geographic la experiencia de sumergirse y disfrutar del agua, y el mundo con que te encuentras.

Una liberación

Este es Roland Rollie Free, pilotando su moto hacia el récord de velocidad de 1948 con su Vincent Black Lightning (Relámpago Negro... hubo una época en la que era imprescindible algo de poesía para dar nombre a las máquinas, luego vinieron los de marketing con sus VFR,CBR, XJloquesea), en la llanura de sal de Bonneville Salt Flats. Había batido el récord vestido como todos, pero no se sentía satisfecho. Pensó que el mono de cuero le frenaba y decidió salir solo con un bañador, su casco y sus gafas. Consiguió 4 km/h mas: 242,33 km/h. No se equivocaba.

Cada año, desde hace mas de 100, una congregación de aficionados se reunen allí durante una semana para intentar ir mas deprisa que nadie con toda clase de máquinas, antiguas y nuevas, caseras y sofisticadas. Hay hasta ciclistas, capaces de pedalear a 240 km/h.

Yo crecí en una época en la que la velocidad era sinónimo de progreso y aún no me he curado.

Artísticamente, la foto no es gran cosa. Las hay mucho mejores: el paisaje marciano, las máquinas relucientes, los personajes excéntricos hacen que sea una celebración muy fotogénica. Pero tiene un espíritu especial. Cuando te sientes fijado a la tierra o atrapado, fotos como esta pueden inspirarte y hasta ayudarte a volar.


¿Te gustan las fotos?




Pues son del álbum de un asesino, Rodney Alcalá: un tipo que acaba de de ser condenado a muerte definitivamente, sin posibilidad de apelación, hace un par de meses, después de 20 años en la cárcel, durante los cuales ha estado muy ocupado defendiéndose a sí mismo con una habilidad increíble, denunciando al sistema penal por una caída dentro de la cárcel, recurriendo una ley que obligaba a todos los condenados a muerte a dar muestras de su ADN y autorizaba su uso en cualquier otro caso...

Se hizo famoso en USA por haber participado en The Dating Game (el juego de las parejas) uno de esos concursos televisivos en los que una chica pregunta a tres tipos a los que no ve y decide con cual quiere salir. Visto hoy, el show es estremecedor. Alcalá ganó, pero parece que la chica se negó a salir con el.

Para entonces ya había asaltado y secuestrado a dos niñas. Fue condenado por ello y encerrado en un manicomio, pero se fugó. Escapó a Nueva York, donde estudió cine en la universidad. Como nombre falso escogió ¡John Berger! La policía lo encontró trabajando como consejero artístico en un campamento para preadolescentes...

La condena le ha caído en su tercer proceso por el asesinato de su primera víctima, Robin Samsoe, una niña de 12 años. Consiguió que los dos anteriores fuesen anulados por tribunales de apelación. Las pruebas de ADN han permitido cargarle otras cuatro muertes. Se sospecha que ha matado al menos a seis mujeres mas. Es el mítico psicópata: un tipo de una inteligencia extraordinaria, predador, sin empatía alguna, y capaz de aprovechar en su beneficio las debilidades del sistema policial y penal.

Después de la condena, la policía del condado de Orange, en California, envió parte de su archivo de fotos, descubierto en uno de esos típicos minialmacenes, a la brigada de casos abiertos de la policía de Nueva York, que finalmente decidió darles publicidad por si alguien reconocía en ellas a alguna víctima.

Saber quien las hizo cambia completamente la percepción de las fotos...

El cabreo y la tasa Robin Hood

Siempre le he tenido manía a los financieros. Desde que siendo casi un crío, mi padre me enseño que la bolsa no produce nada -como todas las instituciones de ese estilo- y que todo el dinero que alguien gana en ella es lo que otro pierde. Aprendí también que en toda operación contable hay un debe y un haber, dos columnas.

Ahora veo que monopolizan el discurso publico con los medios de control de conciencia que se han comprado, nos quitan el dinero de nuestros impuestos para cubrir sus perdidas por inversiones irracionales y luego le ponen una pistola en el pecho a los gobiernos para que esa pasta, en vez de devolverla ellos, se la quiten a los trabajadores, a los pensionistas y a la gente que de verdad lo necesita.

Y la respuesta política que merecen no aparece por ninguna parte...

Lo único que he encontrado es la tasa Robin Hood, una idea antigua, gravar las transacciones bancarias con una cantidad irrelevante (0,05%) que bastaría para cubrir parte del déficit que han generado. Yo soy bastante mas radical: creo que habría que acabar con el trile que se han montado interviniendo los mercados, encarcelando a algún broker y controlando las instituciones financieras. Pero de momento, la Robin Hood puede estar bien. Lo apoyan gente sensata como Jeffrey Sachs, organizaciones como Oxfam y actores como Sienna Miller o Ben Kingsley, útiles para llamar la atención. Habrá que apuntarse

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