Hace algún tiempo reseñé el trabajo de Livia Corona, fotógrafa mexicana. Ahora parece que ha resucitado el interés por su trabajo sobre los enanitos toreros, un espectáculo frecuente en la España de mi infancia y que ignoro si sigue representándose en las plazas. Supongo que se debe a la publicación del libro. Y la he leído algo difícil de procesar: En ausencia de organizaciones de apoyo en Méjico creada por o para la gente pequeña, los shows de enanitos toreros tienen el efecto no previsto de servir como un lugar de encuentro itinerante para individuos afectados por el enanismo y sus familias. Mucha gente me dijo que estos espectáculos eran la primera oportunidad que habían tenido en su vida de relacionarse con otras personas que compartieran sus características físicas...
Y eso que era un espectáculo muy criticado que casi todos teníamos por denigrante y explotador...
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