Ayer mismo abrió la exposición Madrid Inmigrante, un encargo de la Comunidad de Madrid a la agencia Magnum, colgado en la Sala de exposiciones del Canal de Isabel II.
Supongo que habrá quien critique que se contrate con dinero público a una agencia y unos fotógrafos en buena parte extranjeros para documentar algo que ya está muy presente en los medios. A mi me parece que la calidad del trabajo disipa cualquier duda y que la visión que dan de estas comunidades vale mas de lo que pueda costar.
La selección de los fotógrafos es muy inteligente: Están una clásica como Susan Meiselas, que escoge fotografiar un equipo de fútbol femenino compuesto de mujeres ecuatorianas, uno de los mejores reporteros activos hoy, Carl de Keyzer (que tiene una webs impresionante), que se centra en los ciudadanos chinos, una hermosa visión en blanco y negro de fiestas y celebraciones de inmigrantes latinos de Cristina Garcia Rodero, una exploración de un submundo, el de los locutorios, particularmente ligado a los inmigrantes, completada con algunas imágenes de las que ellos se trasmiten, realizada por Donovan Wylie, un retrato de musulmanes que incluye mezquitas y grupos de hip hop, realizado por Matias Costa, y una aproximación a la vida de los africanos fotografiada por Carlos Sanva (Carlos Sanchez Valdivielso). Matías Costa y Carlos Sanva son miembros del colectivo Nophoto, que fue premio revelación en Photoespaña 2006. Chema Conesa y Diana Saldaña han "comisariado", como se dice ahora, el trabajo.
Son todos espléndidos profesionales, y las fotos, creo que hay como 200, merecen la visita. Algunas están en Internet (20minutos tiene una buena selección), pero no es lo mismo. Un dia habría que repensar que es ver una foto y por qué la pantalla de un ordenador no es mas que una pobre representación. Personalmente, ya solo el entrar en ese espacio tan extraño -es un antiguo depósito de agua- me produce una emoción estética muy particular.
Teniendo en cuenta los prejuicios y las leyendas negras que nublan la visión de la realidad cotidiana de estas personas, es un trabajo muy oportuno. No creo que acabe con ellos, pero esta bien intentarlo. En general, los españoles no tienen demasiado contacto con esas comunidades y comprobar que los jóvenes magrebies musulmanes se reunen en bares y hacen hip hop, que las celebraciones religiosas de los inmigrantes latinos son versiones de ida y vuelta de las que hacemos desde siempre en nuestros pueblos y que los africanos no son en el fondo mas exoticos que nuestros primos del pueblo, puede venir bien a mas de uno.
La expo excluye lo conflictivo, lo que no puedo mas que agradecer. Ya está bien de presentar algo tan normal y tan antiguo como la inmigración únicamente como una fuente de conflictos y problemas, cuando en realidad no hace mas que enriquecernos a todos.
Le falta algo: la banda sonora. Me divierte mucho cuando paseo por Lavapies, por ejemplo, ver a los niñas chinas jugando al truque, pero aun más oirlas pelearse y reirse con sus amigas en un perfecto español castizo y cheli. Limitaciones del medio fotografico...
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