Ser fotógrafo te permite llevar muchas vidas, o una muy intensa... Si te gusta un mundo en particular, te permite asomarte a el y vivirlo de una manera muy especial. Bob Gruen es un buen ejemplo. Puede que no sea el mejor fotógrafo del mundo, pero una carrera de 30 años retratando el rock'n roll le ha permitido, por ejemplo, presenciar la grabación del Dressed to Kill de Kiss, ir a un festival benéfico con Bob Dylan, asistir al debut de los Beastie Boys, compartir noche de bares con Johnny Rotten, viajar en bus con Blondie, cenar con los Rolling o que Robert Plant se acerque a la inauguración de tu exposición.
No soy demasiado mitómano, pero confieso que echar un rato con Joe Strummer si que me hubiese gustado...
y esta foto de Gruen parece una despedida adecuada para un rockero como él
Ya se sabe, los viejos rockeros nunca mueren, they just fade away
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