De vez en cuando me tropiezo con la obra de algún desconocido que me sorprende por su rara perfección. Hojeas Flikr o Photo.net (el clásico) y ves cosas como la foto de ahí arriba, una
polaroid de
Brian Carter. Siempre he pensado que un buen fotógrafo lo es cuando alcanza una conjunción perfecta entre su tema, el procedimiento técnico y el soporte que usa para fotografiarlo. Las
polaroids de Carter son un buen ejemplo. Son la encarnación de una forma de vida casi perdida, de una edad inocente. Las mejores son esos momentos de felicidad playera por la que suspirar desde tu puesto de trabajo en alguna ciudad gris este invierno. Tema, procedimiento, soporte... para perfeccionar el espejismo, solo falta añadir alguna canción de otro Brian, el
Beach Boy Wilson...
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