Luc Novovitch es un fotógrafo errante. En Japón se ha tropezó con una historia que me resulta estremecedora, la de las "islas de la verguenza", la residencia forzada de los leprosos japoneses desde que en 1906 se promulgó una ley para prevención de esta enfermedad. Miles de ellos han vivido allí como en una cárcel, aislados del mundo. En 1996 se anuló la ley, pero los enfermos, forzados por el particular concepto de la honra propia de los japoneses, habían cortado cualquier lazo con sus familias y sus lugares de origen, de hecho incluso se cambiaban sus apellidos para no avergonzarles, y no tenían donde ir. Aún hoy siguen viviendo en esas islas.
El reportaje está también aquí, sin texto, y su trabajo mas vendible, en esta web.
Si la humanidad, así, en general, debe una disculpa a alguien, es sin duda a los leprosos, maltratados durante siglos en base a unas creencias infundadas e irracionales. La ciencia probó hace mucho que no era una enfermedad contagiosa. De hecho, el 95% de la gente esta inmunizada naturalmente contra ella. En Japón consiguieron al menos que los jueces revisaran su situación y obligaran al estado, en 2005, a compensarles por los abusos sufridos, aunque eso no pueda corregir lo que es una vergüenza nacional. El relato de sus sufrimientos es estremecedor: Fueron metidos a trabajos forzados los que eran capaces de ello. Los que querían casarse eran esterilizados. Las mujeres que se quedaban embarazadas, eran forzadas a abortar. Hubo incluso casos en los que se asesinó a recién nacidos. Ni los políticos, ni los periodistas, ni los jueces hicieron nada por ellos durante casi 100 años.
Por cierto, tengo una amiga que se dedica a atenderlos y me matará cuando lea que les llamo así. Para evitar el estigma asociado a la enfermedad. los médicos y los enfermos prefieren que usemos el nombre científico de su mal, la enfermedad de Hansen, hanseniasis.
El reportaje está también aquí, sin texto, y su trabajo mas vendible, en esta web.
Si la humanidad, así, en general, debe una disculpa a alguien, es sin duda a los leprosos, maltratados durante siglos en base a unas creencias infundadas e irracionales. La ciencia probó hace mucho que no era una enfermedad contagiosa. De hecho, el 95% de la gente esta inmunizada naturalmente contra ella. En Japón consiguieron al menos que los jueces revisaran su situación y obligaran al estado, en 2005, a compensarles por los abusos sufridos, aunque eso no pueda corregir lo que es una vergüenza nacional. El relato de sus sufrimientos es estremecedor: Fueron metidos a trabajos forzados los que eran capaces de ello. Los que querían casarse eran esterilizados. Las mujeres que se quedaban embarazadas, eran forzadas a abortar. Hubo incluso casos en los que se asesinó a recién nacidos. Ni los políticos, ni los periodistas, ni los jueces hicieron nada por ellos durante casi 100 años.
Por cierto, tengo una amiga que se dedica a atenderlos y me matará cuando lea que les llamo así. Para evitar el estigma asociado a la enfermedad. los médicos y los enfermos prefieren que usemos el nombre científico de su mal, la enfermedad de Hansen, hanseniasis.
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