En el Museo Picasso de Málaga han colgado De lo humano, una antológica de fotografía que recoge alrededor de 150 retratos tomados antes de 1950. La publicidad habla de la primera mitad del siglo XX, sobre todo porque preparan la continuación, sobre la segunda mitad, que se inaugurará en Junio, pero no es del todo cierto porque hay obras del XIX. Mas allá de precisiones inútiles, la verdad es que es una de esas muestras que conviene no perderse. Si estás familiarizado con la historia de la fotografía, porque nunca está de mas volver a disfrutar de los maestros, y si no eres aficionado, porque es una de esas colecciones que no dejan frio a nadie. Cómo dicen los cronistas deportivos, una de esas que hacen afición.
Yo he pasado un rato largo y estupendo en esas salas. Habia algunas obras maestras muy conocidas: Unos retratos de Ortiz Echague y otros pictorialistas de su escuela, con los que me voy reconciliando, uno de los retratos indios de E. S. Curtis, copias superlativas de algunos de Cecil Beaton, Irving Penn, Walker Evans... una hermosa foto de los inmigrantes haciendo cola en la escalera de Ellis Island, de Lewis W. Hine, etc. Esas ya las había visto, pero siempre es un placer. Nunca habia visto
en directo la fotografía que Rodchenko hizo de
su madre y es impresionante. Hay bastantes tesoros más. Por ejemplo, retratos de dos autores por los que siento especial devoción, Chesterton y Mark Twain, tomados por Alvin Langdon Coburn.
El de Twain es impresionante, define muy bien al personaje con su actitud desafiante y su personal puesta en escena de traje claro, bigotazo, melenas, puro humeante... Y una imagen de Agustí Centellés que he visto mil veces y siempre me produce la misma emoción: El retrato de un anarquista con su mujer y su hijo...
Lo notable de esta última foto es la ausencia de drama. El soldado sonrie y parece contento con su destino -va a incorporarse con su columna al frente de Aragón- y la mujer posa para la cámara como si fuera un dia de campo, con normalidad. Nada de emociones desatadas, lágrimas, desgarros o de la pornografía sentimental a la que se nos somete hoy en momentos semejantes. Una imagen que retrata con diginidad a un voluntario que sabe perfectamente que es lo que le espera y por qué lucha.
Lo dicho, un buen rato...