Esposa/modelo/musa

Hay cosas que sabemos pero no sentimos. Hace unos años estaba hablando con un director de documentales americano y le pregunté cual era su próximo proyecto. Me dijo que quería hacer una película sobre la batalla de las Ardenas. Le pregunté por qué y me dijo que habia luchado en ella. Recuerdo el shock que me produjo. Para mí, Las Ardenas eran algo tan remoto como la batalla de las Termópilas.

Pues algo parecido he sentido al saber que Charis Wilson, musa-esposa-modelo, además de ayudante, gestora, impulsora, representante... de Edward Weston acaba de fallecer. Nunca pude imaginar que estaba viva.

Weston tenía 48 años cuando la conoció. Ella acababa de cumplir 19. Y creo que fue como si le hubiese tocado la lotería. A weston, claro. El lo describía de una manera parecida en sus memorias.

Fue ella la que le dio energías para emprender nuevos trabajos y resistir. Actuaba como su manager, enfrentándose a la parte mas dura de su trabajo, "vendiendo" su arte a coleccionistas y museos, haciendo llamadas de socorro a los amigos si era necesario, convenciendo a patrocinadores para que contribuyeran a una exposición, a la publicación de un libro. Ella le convenció para que pidiera la beca Guggenheim, y reescribió con él el proyecto. Fue la primera vez -1937- que la Fundación Guggenheim becó a un fotógrafo. El resultado son 1.270 fotos, y uno de sus mejores libros California and the West.

Por si fuera poco, es la modelo de algunas de sus fotos mas célebres, los desnudos en el desierto Leyendo su necrológica me he enterado de que había protagonizado recientemente un documental sobre ellas.


Por cierto, mi amigo el director de documentales tenía 17 años, se había apuntado voluntario falseando la edad y aterrizó alli, en Bélgica, en pleno invirerno, un par de días antes del ataque alemán, en el que murió casi toda su unidad, en total 160.000 personas de los dos bandos... Qué tiempos...

Solo no puedes, con amigos si...

Una tendencia interesante: los fotógrafos se juntan en colectivos para superar su tradicional soledad y ayudarse en el camino.

Supongo que ha pasado siempre, pero creo que internet, las nuevas tecnologías etc. están acelerando el proceso o por lo menos, lo hacen mas visible...

Está claro que ayuda a la carrera de sus miembros, aunque suponga una dedicación mas -la de alimentar y cuidar un colectivo- para la que los españoles en general y los fotógrafos en particular no parece que estemos muy dotados

El primero que vi que se denominaba asi fue Nophoto. Hasta entonces había oido hablar de cooperativas como Magnum, VII, y agencias colectivas como Noor. Luego -o antes, no estoy seguro- surgió Blank Paper. Y explorando el tena me he econtrado con algunos viejos conocidos y otros que justo están arrancando: el Doctor Nopo, de Valencia... Ruidophoto, en Barcelona... El cíclope mecánico de Sevilla... Emulsión Sur, en Getafe (Madrid)... Cuatro15 en Vitoria... Arrowphoto, Photo Bipolar, Y pasa por todas partes como prueban La Colectiva (Argentina) o Tendence Floue en Francia...

Supongo que hay muchos mas. El término "colectivo" me gusta mas que la agencia o la asociación de toda la vida. Le supongo una implicación de sus miembros mas personal y mas fluida. A lo mejor supero las enseñanzas de mi gurú -el Groucho Marx de "Nunca formaré parte de un club que acepte a impresentables como yo entre sus miembros" o algo así- y me busco uno.

Un archivo que se queda

Leo en El País que el Ministerio de Cultura ha comprado el archivo Centellés, que se instalará en Salamanca, unos días después de ver la exposición sobre sus fotos del campo de concentración de Bram en Barcelona. Se ha publicado también un libro con su diario, estremecedor. Por lo que cuenta de las condiciones de vida tanto como por su obsesión con fotografiarlo. Es un episodio de nuestra historia no demasiado conocido, al contrario de la de Centellés y las peripecias de su maleta.

Leo siempre que Centellés es el Robert Capa (Kapa, en El Pais!) español y me subleva cada vez. Centellés fotografía su vida, su república, su guerra y su derrota. Capa se acerca a la tragedia para fotografiarla. Me parece muy diferente. En el campo, por ejemplo, improvisa un laboratorio en un barracón, hace ampliaciones usando el objetivo de su cámara, hasta que el jefe se entera y le convierte en fotógrafo oficial con el encargo de probar lo bien que viven los internados. Así que fotografía fiestas y celebraciones y de paso, su vida, que es lo que realmente le interesa. Y eso se nota en el resultado.

Que el ministerio se haga cargo de la colección es una gran noticia, sobre todo si cunde el ejemplo. Entiendo que para los herederos, un legado así es una pesada carga. Hay que catalogar, mantener, archivar, copiar, explotar... Si te gusta, puede ser un trabajo atractivo, pero para la mayor parte es una cruz. Mucho trabajo, pocos ingresos, mucha responsabilidad y una enorme incertidumbre.



Las letrinas del campo de Bram, foto de Agustí Centellés

Adivinanza

¿Quien hizo estas fotos?


Puerta de Brandemburgo, año nuevo 1989, tras la caida del muro


Una pista: El autor fue contratado en 1949 por la revista Life para que hiciera un reportaje sobre Nueva York, y seis meses despues guardó en una caja los negativos que habia hecho y les devolvió los 25.000 dólares que le habian anticipado porque se consideraba un fracaso como reportero.

Otra pista

De blog a blog

Paso bastante tiempo siguiendo la vida de Siege, un fotógrafo del que ya he hablado, en su blog, The Constant Siege. En parte lo hago porque se descuelga con frecuencia con interesantes citas y textos, no necesariamente sobre fotografía. Ayer, sin ir mas lejos, soltaba una cita que me parece una reflexión imprescindible en estos tiempos

En una economía capitalista que funcione apropiadamente, los ricos no crean empleo para los trabajadores, son los trabajadores los que, con sus empleos, crean a los ricos...

El contexto es la discusión sobre el impuesto sobre las grandes fortunas propuesto por Obama para pagar su plan de sanidad, y la estúpida idea reaganiana de que si haces a los ricos mas ricos, ellos crearan riqueza para los pobres. La realidad es bien distinta. Como ya explicó Marx hace unos siglos, son los trabajadores los que, produciendo una riqueza superior a la que reciben como salario, crean a los ricos.

Por lo menos era así hasta ahora. Siempre puede haber algo peor. La ingeniería financiera típica de los negocios de estos últimos años ha hecho que muchos se hicieran ricos destruyendo puestos de trabajo y acumulando la riqueza ajena con trucos de prestidigitador.

El spam mola

Jon Feinstein debe ser una de las pocas personas de este mundo capaz de aprovechar lo que cae en su carpeta de spam. Con las imágenes de mujeres rusas reales o supuestas que le proponen matrimonio desde allí construye una serie -From Russia with love- que incita a reflexionar sobre los cliches que nos hemos montado alrededor de la idea de matrimonio, de las visiones de género y de la percepción de las necesidades ajenas.


No es el unico trabajo interesante de su web, y en las otras series incluso hace las fotos...

Para un rato

Luc Sante, al que tengo por uno de los mejores ensayistas contemporáneos obre fotografia, reflexiona en el Wall Street Journal (¡!) sobre The Americans, el libro seminal de Robert Frank, y, ademas de escribir algo inteligente y novedoso sobre el tema, recuerda la tibia acogida que le dispensó la crítica contemporánea y como no encontró un editor en USA. Los comisarios culturales siempre aplazando el disfrute de las cosas unos decenios. Si puedes poner a caldo algo o a alguien, ¿para qué disfrutar con lo que hace?

En TED, Taryn Simon explica sus trabajos. El último, An american index of the hidden and unfamiliar es bien conocido, pero habla tambien de otro anterior -The innocents- aun mas interesante en el que explora el efecto de la fotografia en la condena de inocentes. Me sorprendió lo articulada y lo guapa que es, sobre todo porque la primera vez que lei sobre este fotógrafo pensé que era un hombre. El video prueba que lo mas atractivo que hay es la inteligencia.

Piedad Isla bis

Piedad Isla buscó en su obra, antes que el arte, la vida y allí, encontró la verdad y la belleza. Ojalá lo hubiera escrito yo, pero es de Peridis y Esteban Sanz Vidal, que la recuerdan en El Pais ¿No sería mejor hacer estas cosas cuando la gente está aún viva?

A la ultima moda, de hace un siglo



El New York Times aprovecha el retorno de algunas piezas de vestuario masculino de moda hace un siglo para publicar un reportaje fotografiado con placas húmedas de colodión, como se hacía entonces... Desde luego tienen valor.

El tintype -como sus variantes, el ambrotipo, el ferrotipo- era el pariente pobre del daguerrotipo, que usaba materiales nobles y caros, y parece que ha vuelto a ponerse de moda, como las botas de montar o las patillas largas. Ademas de publicar las fotos, el periódico explica como se hacen. Entre los problemas, que hay que sensibilizar la placa in situ y hacer la foto en los cinco minutos siguientes, mientras está aún húmeda. Laborioso y delicado. Entre las ventajas, que puedes usar equipo de hace un siglo y que el dia que dejen de fabricar película, podrás seguir usándolo. Y que puedes sentirte un artista de verdad, de los que hacen piezas únicas con las manos.

Un dia triste

Ayer me enteré de que había muerto Piedad Isla. Supongo que su nombre no le dirá gran cosa a los que lean estas líneas. Sin embargo, yo me atrevería a afirmar que fue uno de los mejores fotógrafos españoles. Hace un par de años encontré un par fotos suyas en una web, y me sorprendieron tanto que decidí investigarlo. Por hacer corta una historia larga, descubrí que llevaba mas de 60 años fotografiando la comarca de Cervera de Pisuerga, en la montaña palentina, y que había montado un pequeño museo etnográfico en su pueblo. Me acerqué a verlo y me encontré con una mujer excepcional, que no he podido olvidar.

Venía de una familia modesta, que es el eufemismo con que se habla de gente que está casi en la pobreza, de campesinos castellanos de los de minifundio y autoconsumo, y de una época durísima en la que el destino daba pocas opciones a mujeres como ella. Destacó en la escuela y la maestra intentó que sus padres la enviaran a estudiar a la capital. Ella recordaba haber oído una conversación de la pareja una noche, en la que el padre consideraba vender alguna de las parcelas que aseguraban su subsistencia para poder pagarlo. Desafortunadamente, murió de una de esas enfermedades de la época, y se tuvo que poner a trabajar. A los 14 años estaba despachando en un comercio del pueblo. No sé muy bien como se le ocurrió, pero vió una oportunidad en la fotografía y decidió montar un pequeño negocio.

Sé que esto suena hoy banal, pero hay que ponerse en la época, en la que una mujer, por ejemplo, necesitaba permiso de su marido para abrir una cuenta corriente o viajar, en la que no había préstamos ni incentivos, y en la que era dudoso hasta que hubiese clientes que pudiesen permitirse el lujo de pagar por ser retratados. Contaba como viajó a Santander, donde aprendió la técnica -en un mes...!- en el estudio de un fotógrafo amigo de la familia y como luego se marchó sola, casi sin dinero, a Madrid, una odisea, a pedir material a Kodak. Consiguió que le dieran crédito, probablemente gracias a algún comercial que se sorprendió tanto por la propuesta y por la persona que se la hacía que no fue capaz de negarse, que hubiese sido lo normal.

Abrió una pequeña tienda y con una Kodak Retina, empezó a retratar su pueblo. Pronto viajaba, sola, primero en una bicicleta y luego en una Vespa, por toda la comarca. Y me gustaría haber visto la cara que ponían los paisanos, y sobre todo sus mujeres, cuando llegaba esa chica en su moto, vestida con pantalones...

Les dio un servicio fundamental, retratando sus vidas, sus bodas, sus ocasiones especiales, fabricándoles las fotos que necesitaban para el recién instaurado carnet de identidad, y a la vez y sobre todo, les dió una memoria. En sus imágenes -140.000- está dibujado un mundo entero.

Piedad en su vespa, 1960

Todos estos años coleccionó además objetos representativos de una forma de vida que estaba desapareciendo, con los que montó su museo etnográfico. Nunca dio importancia a sus fotos de pueblo, hasta que un amigo le hizo ver que los objetos para ella tan valiosos eran reemplazables y había otros iguales, pero que sus fotos eran un tesoro único. Hizo algunas exposiciones locales, la más importante en Explorafoto, el festival de fotografía de Castilla León. Con este motivo, Cajaduero publicó un catálogo que es el único documento accesible sobre su obra. Cuesta unos ridículos seis euros y se puede solicitar en la web de la Obra social. Vale muchísimo mas.

Siento un aprecio especial por los fotógrafos capaces de recrear un mundo con su mirada personal y transmitirnos con su obra las vidas ajenas de modo que podamos emocionarnos con ellas. Esa era la naturaleza y el mérito del arte de Piedad Isla.


Monjas en el recreo, 1950


Rosita y Maruja paseando por las calles de cervera, 1950-59


Un alto en el camino regresando de Madrid, 1957

Lavanderas, 1962

Boda de Emilia Ramasco en San Felices de Castillería, 1963

Cantamisa en Estalaya, 1958


Un premio que nadie va a discutir

O un paso en el buen camino, o un merecido reconocimiento: El Ministerio de Cultura otorga el premio nacional de fotografía a Gervasio Sánchez. No solo es un fotógrafo excelente, es además el primer fotoperiodista que se cuela en la lista, y una persona encomiable. No le conozco, pero lo que he leído sobre él, escrito por aquellos que han compartido sus viajes y sus empeños, me hace admirarlo profundamente.

Es tan especial, carece hasta tal punto de vanidad y de miedo que dedicó el discurso de agradecimiento del premio Ortega y Gasset de periodismo, además de dar las gracias a los que le han ayudado en su trabajo, a señalar la hipocresía de todos los gobiernos españoles, incluyendo éste último, que se posiciona contra la guerra y sigue vendiendo armas tan especialmente crueles y dañinas como las bombas de racimo a personajes sin escrúpulos capaces de usarlas contra población civil. Todo eso con la vicepresidenta y algunos ministros sentados en primera fila. Ni una palabra sobre si mismo, ni un gesto de satisfacción ni un momento de soberbia.

La foto se la robo a Enrique Meneses, otro grande del periodismo español, que publicó el discurso íntegro en su blog. Se la hizo su hijo Diego, de 10 años, y a lo mejor por eso tiene esa cara de satisfacción.
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