Tropiezo con una foto de Ed Burtynsky trabajando y me viene a la cabeza una imagen parecida de Ansel Adams, con su cámara montada en el techo de su camioneta. Adams hizo algunas de sus mejores fotos desde ahí, durante largas excursiones solitarias en las que incluso dormía en ella.
Asocio a Burtynsky con Adams porque los dos, además de utilizar cámaras de gran formato, se han centrado en el paisaje. Cada uno habla de su época: Adams retrataba la naturaleza pura, su grandeza primigenia (lo siento, no se me ocurre otra palabra). Contribuyó enormemente a popularizar Yosemite y otros parques naturales y fue utilizado por el Sierra Club y otros pioneros ecologistas para concienciar al público sobre la belleza y la importancia de sus tierras vírgenes.
Burtynsky, en cambio, retrata paisajes modificados por la acción del hombre. Lleva veinticinco años en ello. Como Adams pasa meses trabajando, pero en vez de ir de parque en parque, de Point Lobos a Yosemite, va de mina en cantera, de vertedero en escombrera. Las fotos retratan la belleza insólita de estos lugares frankesteinianos, producto del trabajo de unos humanos que parecerían haberse vuelto locos.
Uno fotografiaba en blanco y negro, el otro en color. También signo de los tiempos. Los dos se convirtieron en vida en verdaderas celebridades.
Burtynsky ha visitado en varias ocasiones China. Empezó fotografiando la construcción /destrucción asociada a la presa de las Tres Gargantas, luego ha ampliado el campo. Muchas de sus fotos recogen procesos de reciclado. Señala que, a diferencia de lo que ocurre aquí, donde se recicla a un coste, por motivos ambientales, en China se hace por motivos económicos: China importa basura electrónica y la recicla para recuperar metales valiosos. Un convenio internacional lo prohibe, aun así es demasiado buen negocio. Como el desguace de barcos, también fotografiado por Burtynsky, o el depósito de residuos nucleares, todas actividades contaminantes y peligrosas que preferimos externalizar.
Las dimensiones del aspecto chino del asunto son vertiginosas: Burtynsky fotografia, por ejemplo, una fábrica que produce 20 millones de planchas al año, o el agónico trabajo de los habitantes de los pueblos que serán inundados por la presa, que consiste en desmontar ladrillo a ladrillo sus casas y las de sus vecinos, y que cobran por ladrillo.
Su punto de vista, explicado en este video de 35 minutos (en inglés), es muy sugerente. La cuestión, dice, ha alcanzado tal dimensión, que la dicotomía bueno-malo, deja de tener sentido. Su propósito es crear imágenes que atraigan al espectador por su impacto estético, pero que le hagan consciente de procesos que usualmente ignora. Normalmente no sabemos de donde vienen los materiales que usamos o forman parte de lo que usamos, ni a dónde van una vez que pierden su utilidad. Sus fotos lo explican. Eso si, no se pueden ver realmente en un monitor: Sus copias son enormes, mas de un metro de lado.
Todas estas aventuras se recogen en Manufactured Landcapes, un documental de Jennifer Baichwald, que le sigue a China, entra con él en fábricas activas y derruidas, le filma fotografiando con su enorme cámara desde coches y grúas, etc. Estrenado el pasado otoño, circula por el circuito de festivales. Puedes comprarlo en los proveedores habituales. You tube tiene el trailer y un reportaje de cuatro minutos. Había una interesante entrevista troceada en la que hablaba de técnica, motivación, etc. que acaba de desaparecer.
Todas estas aventuras se recogen en Manufactured Landcapes, un documental de Jennifer Baichwald, que le sigue a China, entra con él en fábricas activas y derruidas, le filma fotografiando con su enorme cámara desde coches y grúas, etc. Estrenado el pasado otoño, circula por el circuito de festivales. Puedes comprarlo en los proveedores habituales. You tube tiene el trailer y un reportaje de cuatro minutos. Había una interesante entrevista troceada en la que hablaba de técnica, motivación, etc. que acaba de desaparecer.
Cuando empezó, su madre, como era de esperar, le dijo que para que iba a esos sitos tan feos, que nadie se interesaría nunca por esas fotos. Ahora están en los principales museos y galerías del mundo y alcanzan precios importantes. En España le representa la galería Toni Tapies, de Barcelona.
Desguace de barcos 49
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