Los ricos ya tienen sus fotógrafos

Milton Rogovin ha ganado el Premio Cornell Capa, del International Center of Photography. Para los recién llegados, Cornell Capa era el hermano de Robert Capa, fundador del ICP, y el premio que lleva su nombre es uno de los mas prestigiosos del mundo. Lo han ganado Susan Meiselas, Josef Koudelka, Marc Riboud, Robert Frank,Mary Ellen Mark, etc.

Llevo un buen rato intentando resumir en un par de párrafos la vida de este hombre, por el que siento una inmensa simpatía y casi tanta admiración. Es imposible. Milton Rogovin, que cumplió 97 años en diciembre pasado, ha aprovechado demasiado bien el tiempo.

Rogovin en su laboratorio, ca. 1980

y protestando contra el gasto militar, en 2005


Es la encarnación del fotógrafo comprometido. Su padre murió de un infarto durante la Depresión, tras perder casa y negocio, cuando él solo era un adolescente. Estudio Optometría en la universidad de Columbia, pero formarse se formó realmente en las calles revueltas de la América de los años 30. Para comprender el origen de la pobreza, estudió economía en la Worker's School. Siempre militó en sindicatos y organizaciones obreras.

En 1938 recaudaba fondos para comprar ambulancias y material médico para la República. La Guerra Civil fue el primer tema que trató con la que luego sería su mujer, Anne, que, además de compartir su trabajo, fue una activista relevante y una respetada profesora de educación especial.

Pronto abrió su comercio de óptica en Buffalo (Nueva York), actividad que compaginaría casi toda su vida con la fotografía.

En 1957 fue citado por el infame Comité de Actividades Antinorteamericanas. El periódico local le definió como el rojo número uno de la ciudad. Fue hostigado por el FBI (su dossier en la agencia tiene 744 paginas), su negocio estuvo a punto de hundirse. Resistió. Obligado a abandonar cualquier actividad politica, descubrió que la cámara era un excelente instrumento para expresar su militancia.

Fotografió la lucha cotidiana de los habitantes de los barrios mas pobres, los trabajadores de la decadente industria pesada local, los mineros de los Apalaches, los indios recluidos en las reservas, el Méjico revolucionario, los inmigrantes...

Su primer éxito fue un trabajo de tres años sobre las iglesias de barrio y las comunidades negras, del que Aperture publicó un libro en 1962.

En 1960 Neruda le invitó a visitar Chile y el resultado fue un libro conjunto:Ventanas que abren hacia dentro.

En 1972 empezó a fotografiar a los habitantes del Lower East Side, una serie que continuó durante tres décadas, fotografiando a la misma gente una y otra vez. La cerró con 92 años.

En 1983 ganó una beca W. Eugene Smith para completar su trabajo sobre los mineros, que le permite viajar a varios países, incluido España.

La ciudad que le condenó en los 50 acabaría reconociendo su valor excepcional. La universidad estatal de Buffalo le concedió sus máximo honores. El gobierno de su país le celebró hace unos años adquiriendo 1.200 fotos, además de sus negativos, para la Biblioteca del Congreso. Irónico: el mismo gobierno que intentó destruirle por el mismo trabajo. Fue el único fotógrafo en mas de treinta años que consiguió ese honor.

Ha sobrevivido a dos operaciones de corazón y un cáncer de prostata.En 1997 perdió la vista, desmanteló su laboratorio y vendió su vieja Rolleiflex, con la que había hecho casi todos sus trabajos. Milagrosamente, una operación le devolvió la vista tres años mas tarde. Volvió a fotografiar. En el 2006 se produjo un documental sobre su obra: Milton Rogovin: Los ricos tienen su propios fotógrafos. Es la mitad de su frase favorita, termina diciendo que el fotografía a los otros, los olvidados, así en español.

Me lo ha descubierto Alec Soth, que además de ser un excelente fotógrafo mantiene un blog revelador. Su retrato de Rogovin, en vez de aburrir con los detalles de su vida, como hago yo, se centra en su trabajo sobre el Lower East Side, y publica algunas fotos con los recuerdos de los retratados. Una chica recuerda, por ejemplo, que su madre se sentía como una estrella de cine cuando aparecía Rogovin y eso la hacía feliz durante dias.

Hay una página interesante en la Biblioteca del Congreso, y una excelente web sobre su trabajo. Aquí se puede oír a Rogovin comentando su libro The forgotten ones (Los olvidados).



Familia trabajadora, España 1983

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