Francesc Torres no es un fotógrafo. Es un artista que utiliza la fotografía en su trabajo...
Estos días se ha hablado mucho en la prensa de la exposición que una de las instituciones mas importantes del mundo dedicadas a la fotografía, el ICP de Nueva York, ha dedicado a Gerda Taro. Entre otras cosas, porque algunos investigadores han publicado informaciones que intentaban oscurecer la imagen de Robert Capa, su pareja, afirmando que se apropiaba de imágenes que no eran suyas, entre las que estaría la celebre foto de la muerte de un miliciano, robada, precisamente a la propia Gerda. Es una exposición importante, probablemente la primera antológica digna de ese nombre que se dedica a esta mujer, mas celebre por haber convencido a agencias y revistas parisinas de que las fotos de un oscuro exiliado húngaro llamado Endre Erno Friedman, en realidad eran obra de un famoso fotógrafo americano llamado Robert Capa. Paradojas de la vida: Esta mentira cimentó la carrera de uno de los fotógrafos mas famosos e influyentes de la historia.
El caso es que poca gente menciona que en ese centro, además de su antológica, de algunas imágenes de Capa y una selección de propaganda, se ha montado una instalación de Francesc Torres, Dark is the room where we sleep (Oscura es la habitación donde dormimos), un montaje creado a partir de fotos del trabajo de los voluntarios de la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica, acompañados de antropólogos forenses, en la exhumación de los restos de unos republicanos asesinados en Villamayor de los Montes, en Burgos. Torres documenta la aparición de los sedimentos, la recuperación de los efectos personales, de los cadáveres. Es un trabajo realizado hace algunos años, con el apoyo de dos fundaciones americanas, la Fulbright y el American Center Foundation, obstaculizada e ignorada por numerosas instituciones españolas. Impresionante.
Es muy oportuno. Coincide con la aprobación de la ley de la memoria histórica, y con el absurdo debate que ha levantado.
Estos días leía las memorias del psiquiatra Castilla del Pino, que recomiendo vivamente a cualquiera que quiera tener una idea cabal de lo que fue el franquismo. En su primer tomo, recordaba como se como se montó el "bando nacional" en su pueblo, en Cádiz. El se hizo requeté, un grupo tradicionalista y reaccionario, pero menos ávido de sangre que los Falangistas y otros socios en la matanza. Pese a que no hubo resistencia y la guerra duró unos días, los asesinatos se prolongaron durante años. El sistema era simple: Cualquiera que fuese denunciado como afín a la república era asesinado, sobre todo si había figurado en listas electorales o militado en algún sindicato o partido. Recuerda como, por ejemplo, los facciosos se hicieron con la lista de miembros de la masonería local y los fueron asesinando uno a uno. De paso, se apropiaban de bienes, tierras, etc. de sus víctimas. Ocurrió aquí, en todo el país, y aun no hemos sabido asumirlo. Envidia me dan los chilenos y los argentinos.
Es muy oportuno. Coincide con la aprobación de la ley de la memoria histórica, y con el absurdo debate que ha levantado.
Estos días leía las memorias del psiquiatra Castilla del Pino, que recomiendo vivamente a cualquiera que quiera tener una idea cabal de lo que fue el franquismo. En su primer tomo, recordaba como se como se montó el "bando nacional" en su pueblo, en Cádiz. El se hizo requeté, un grupo tradicionalista y reaccionario, pero menos ávido de sangre que los Falangistas y otros socios en la matanza. Pese a que no hubo resistencia y la guerra duró unos días, los asesinatos se prolongaron durante años. El sistema era simple: Cualquiera que fuese denunciado como afín a la república era asesinado, sobre todo si había figurado en listas electorales o militado en algún sindicato o partido. Recuerda como, por ejemplo, los facciosos se hicieron con la lista de miembros de la masonería local y los fueron asesinando uno a uno. De paso, se apropiaban de bienes, tierras, etc. de sus víctimas. Ocurrió aquí, en todo el país, y aun no hemos sabido asumirlo. Envidia me dan los chilenos y los argentinos.
Torres recuerda lo duro que fue emocionalmente asistir a la exhumación, seguir la aparición de objetos, ropas y por fin, restos humanos. Hace poco, leia un reportaje sobre una fosa de Málaga, en la que llevan trabajando cuatro años y se calcula que están enterradas 4000 víctimas, las últimas ejecutadas en 1950. Yo pensaba en lo duro que tiene que haber sido para sus hijos, sus viudas, sus familiares, sus compañeros, pasar por ahí todos los días y recordar su tragedia personal. Y lo duro que tiene que ser que aun ahora, políticos de cuarta descalifiquen sus esfuerzos para restituir la dignidad de esos muertos con acusaciones de revanchismo. Y sólo en Andalucía están censados 500 enterramientos similares. Que alguien en España aun se resista a condenar el monstruoso genocidio organizado por Franco y su criminal régimen aún me supera.
No se si el titulo se refiere a la oscuridad que cubrió a estos muertos o a la que nos cubre cada día.
Después de Nueva York, las exposiciones viajaran a Barcelona, al Centro de Cultura Contemporánea, que las ha organizado.
No se si el titulo se refiere a la oscuridad que cubrió a estos muertos o a la que nos cubre cada día.
Después de Nueva York, las exposiciones viajaran a Barcelona, al Centro de Cultura Contemporánea, que las ha organizado.
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