Las amigas de Plaza Blanca

El otro dia hacía zaping, una actividad  a la que dedico mas tiempo del recomendable y que creo que está afectando a mi salud mental. Tropecé con uno de esos programas que ahora pasan por informativos. Los que sustituyen a los documentales y reportajes de verdad. No era una de esas enfáticas y exageradas cosas con voz en off engolada, era el otro estilo, el de cámara movida, sonido malo, pretensiones escandalosas y tema escabroso. Bueno, retrataba a un travesti explicando como colocaba su pene para disimular su existencia lo justo.

Me hizo pensar en Christer Strömholm y en sus amigas de la Plaza Blanca. Ströholm fue casi un fotógrafo sobrevenido. Como tantos otros, estudió pintura antes de tropezarse muy tarde, en el 47 en la Ecole Nationale Superieure des Beaux Arts de Paris con ésta disciplina. Para entonces ya había tenido tiempo de alistarse voluntario para combatir el fascismo en la guerra española, militar en la resistencia noruega durante la Segunda Guerra Mundial y  hasta de ser condecorado por ello. No medía bien los tiempos y comoo  consecuencia, solo tugo un reconocimiento tardío en vida, lo que a veces es señal de la calidad de un artista.

En el 65 su primera exposición antológica fue descolgada al tercer día para acallar las protestas de los visitantes. Hoy parece ridículo. ¿El motivo? Sus retratos de sus amigas de la Plaza Blanca.



En los años 40, después de la guerra, cuando se fue a estudiar a París, Stroholm se instaló en el vbarrio, en el que coincidio con estas señoritas, a las que retrató en su dia a dia con una mirada que me recuerda a la del niño que protagoniza otra de sus fotos, tomada en el mismo sitio.


Se trata, por si aún alguien no lo había captado, de mujeres voluntarias, de travestís. Hoy, que se han convertido en algo relativamente común y teóricamente aceptado, es difícil comprender la época y las circunstancias en que vivían y el valor que hacía falta para aceptarse y ser así publicamente. Estamos hablando de una Francia gobernada por De Gaulle, el mítico general que eligió como símbolo la cruz de Lorena, casado un una mujer profundamente puritana, a la que los franceses apodaban tía Yvonne, que, por ejemplo, consiguió que se reintrodujera una ley que castigaba a los propietarios inmobiliarios que toleraran la prostitucion en su local con la expropiación de éste. Los travestís, que eran reducidos a monstruos de feria en sus lugares de origen, se refugiaron en la Place Blanche, con el Molino Rojo y otros "monumentos" de la mala vida, y se veían prácticamente condenados a practicar la prostitución. No tenían mucha elección. Nadie contrataría a una persona cuya apariencia no concuerda con lo que figura en sus documentos.

Stroholm deja constancia de su cercanía en autoretratos como este:





Y de su simpatía, su calidad personal y su opinión sobre ellas, en retratos como estos:





70 años depués hay transexuales trabajando en ocupaciones mas o menos "normales" y hasta en algunos parlamentos. Lo que no significa que tengan una vida fácil, ni que se haya conseguido superar los prejuicios y las discriminaciones. Algunos periodistas y medios siguen mirándolos como si fueran monstruos de feria.

Las fotos se recogieron en un libro en 1983, 40 años después. Se agotó rápidamente y es un caro objeto de coleccionistas. Acaban de ser reeditadas, en una edición muy cuidada y bastante mas asequible por Aman Iman, una editorial especializada francesa.


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