La revista The Atlantic - mas bien conservadora- decidió dedicar a McCain una portada, y contrató a Jill Greenberg, una de las mejores retratistas yanquis. Supongo que tanto McCain como la revista sabían que era una gran fotógrafa y muy amiga de la provocación y el debate, como prueba la que montó con un trabajo anterior, retratos de niños llorando, por el que fue acusada poco menos que de torturadora. Lo que no debian saber es que además, es apasionadamente demócrata. Asi que cumplió el encargo:

y luego hizo una foto que expresa su verdadera opinión sobre el candidato:

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