Leo siempre que Centellés es el Robert Capa (Kapa, en El Pais!) español y me subleva cada vez. Centellés fotografía su vida, su república, su guerra y su derrota. Capa se acerca a la tragedia para fotografiarla. Me parece muy diferente. En el campo, por ejemplo, improvisa un laboratorio en un barracón, hace ampliaciones usando el objetivo de su cámara, hasta que el jefe se entera y le convierte en fotógrafo oficial con el encargo de probar lo bien que viven los internados. Así que fotografía fiestas y celebraciones y de paso, su vida, que es lo que realmente le interesa. Y eso se nota en el resultado.
Que el ministerio se haga cargo de la colección es una gran noticia, sobre todo si cunde el ejemplo. Entiendo que para los herederos, un legado así es una pesada carga. Hay que catalogar, mantener, archivar, copiar, explotar... Si te gusta, puede ser un trabajo atractivo, pero para la mayor parte es una cruz. Mucho trabajo, pocos ingresos, mucha responsabilidad y una enorme incertidumbre.
1 comentario:
Buena foto y buena expo. Lei que el diario cuenta que el director del campo vendia los bidones de las letrinas a los agricultores del pueblo. Y les alquilaba los presos.
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