Pues un fotógrafo... Un fotógrafo excepcional en mas de un sentido. No sé si un gran fotógrafo, pero un buen fotógrafo con una historia increíble.
Rizzutto era el hijo de un emigrante siciliano que se hizo rico en Omaha. Estudió en Harvard y parecía destinado a una vida normal. Al morir su padre tuvo que disputar la herencia a sus hermanos y acabó desquiciado. Intentó suicidarse, convencido de que era el objetivo de un complot judeo-comunista. Después de dar tumbos varios años por Estados Unidos, se fue a vivir a Nueva York y durante 14 años, de 1952 a 1966, salió cada día alrededor de las 2 del cuartucho en que se refugió y fotografió obsesivamente la gente y las calles de la ciudad con la intención de hacer un libro. Durante todo ese tiempo vivió como un solitario, un lunático. Se le consideraba siquiatricamente inestable e incapaz de trabajar.
Significativo: Acababa cada rollo de negativo con un autorretrato.
En 1966 le diagnosticaron un cáncer y un año después, poco antes de su muerte, dono 50.000 dólares y su colección de negativos (¡60.000 fotos!) a la Biblioteca del Congreso, con la condición de que publicaran su libro. La Biblioteca, con la sensibilidad propia de burócratas e instituciones, publicó un folleto excusa y dedicó la mayor parte del legado a comprar obra de fotógrafos mas famosos. Al día de hoy, el archivo sigue sin estar catalogado ni digitalizado.
A mi me recuerda a Eugene Atget y su obsesión por documentar el París de su época, desde la mas absoluta modestia y viviendo en unas condiciones casi miserables. Si la obra de Atget existe es gracias al entusiasmo de Berenice Abbot, que salvó in extremis la mayor parte de su trabajo, la de Angelo Rizzutto se ha dado a conocer 40 años después de su muerte gracias a un investigador, Michael Lesy, que se tropezó casualmente con ellas en 1974. Acaba de publicar un libro, Angel's world, con 98 de las mejores.
1 comentario:
que buena historia
Publicar un comentario