Me gustan los sindicatos.

Que los dueños del mundo criminalicen a los sindicatos es normal, es lo que históricamente han hecho, además de enfrentarse a ellos de todas las maneras posibles, incluyendo el asesinato de sus promotores y militantes. Que los medios a su servicio dediquen mas tiempo y espacio a criminalizarlos que a difundir los abusos  contra los que luchan, también es hasta normal. Que los asalariados y los pequeños, la gente indefensa, interiorice estas acusaciones y demonice a organizaciones que son su única esperanza no lo entiendo.

Estos dias confluyen varias cosas que me hacen pensar en esto: Es el 25 aniversario de la entrada de Murdoch en Inglaterra, el triunfo de una forma repugnante de hacer periodismo que se conmemora con el cierre de su cabecera mas miserable, News of the World. La historia es bien conocida: les prometió a los trabajadores un mundo feliz, usando su apoyo a los laboristas australianos como credencial, mientras construía una planta de impresión en secreto a las afueras de Londres. Los periodistas de The Times se encontraron una mañana con una redacción nueva trabajando en las afueras en condiciones laborales mucho peores, y los trabajadores de talleres y distribución despedidos y represaliados. 5.000 se fueron a la calle de repente.

Y lo primero que hizo Murdoch fue expulsar de sus empresas al sindicato de periodistas (NUJ), una organizacion modélica que además de organizar a los profesionales y pelear por sus derechos, les obligaba a sostener un código ético muy preciso. Excluidos los afiliados, Murdoch premió a los delincuentes, a los periodistas sin escrúpulos y sin ética, capaces, como se ha visto, de las mayores vilezas. ¿Hubiera ocurrido lo mismo de respetarse al sindicato y su código? Es obvio que no.

Una de las ultimas campañas del NUJ (el sindicato de periodistas) es Cashback for interns (pago a los becarios) que nació a partir del caso de  Keri Hudson, que trabajó en una web, Myvillage.com, como becaria. En teoría. En la práctica hizo jornadas laborales normales, escribió contenidos, coordinó a un grupo de periodistas y hasta contrató a nuevos becarios. El NUJ denunció a la empresa y consiguió que se la pagara el salario mínimo y las vacaciones, y se ofrece a hacer lo mismo por cualquier becario explotado hoy o en un pasado reciente. 

Lo cuento porque uno de los abusos mas extendidos es, precisamente, la explotación de jóvenes con la excusa del contrato de prácticas. Por lo que estoy encontrándome estos años, toda una generación ha interiorizado que es normal trabajar gratis. Toleran abusos con una facilidad preocupante. Obviando de momento el tema del salario (a mi me parece intolerable que alguien trabaje gratis), habría que recordarles que los becarios están ahí para aprender, no para asumir trabajos y responsabilidades propias de empleados normales.  Sin embargo se les utiliza para cubrir vacaciones, suplencias, resolver temporadas de mucho trabajo, etc. Como ya se han procurado ellos la formación, pagándola de su bolsillo, la empresa disfruta de un chollo increíble: trabajadores a coste cero. Y eso influye en las condiciones de los demás, en el nivel de los salarios, etc.

Tino Soriano acaba de lanzar una página de Facebook contra las clausulas abusivas que se encuentran los fotógrafos profesionales todos los días. Es una iniciativa importante y ojalá salga de ella lo que debería surgir: una organización profesional fuerte que ejerza de contrapoder a favor de los fotógrafos, tradicionalmente aislados y en una situación precaria, de inferioridad respecto a medios y clientes. Pero, una prueba mas del estado de cosas que percibo, ya abundan los comentarios de gente que se ha tragado ya la rueda de molino, que habla de que lo que hay que hacer es respetar el libre mercado, aprender a venderse, que piensa que no se puede denunciar a los clientes institucionales (ayuntamientos, diputaciones, empresa publicas etc.) que están axfisiando a muchos profesionales, que si te enfrentas al cliente, contratará a otro, etc. Otros defienden una solución históricamente probada: una asociación profesional potente, con muchisimos militantes, un código de conducta, tarifas mínimas y un buen equipo de abogados. Si un fotógrafo no puede exponerse a denunciar, su sindicato, si. Como decía la bruja avería (cada uno elige el gurú que quiere): solo no puedes, con amigos si

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