Stefanie Schneider es uno de esos artistas que han encontrado su herramienta en las Polaroids. Cuenta sus historias buscando los colores desvaídos unas veces, chillones otras, de la película caducada. Con ellas produce diversos formatos (ampliaciones, minis, películas) en proyectos que se inspiran en sus películas favoritas. Trabaja con modelos como Rhada Mitchell o Udo Kier, siempre al borde de lo cinematográfico.
O como dice la presentación de uno de sus trabajos: Las fotografías de Stefanie Schneider constituyen relatos inquietantes. Tratan del abandono. De la soledad y la esperanza. Del fracaso y las grandes emociones.
En las suaves, pintorescas a la vez que pálidas y artificialmente estridentes imágenes, la belleza choca con la amargura, el erotismo con la soledad y el deseo con la verdad, evocando así el mundo maquillado, ficticio y surreal de las películas de serie B. Pero, contrariamente al cine, las fotografías de Stefanie Schneider omiten conscientemente un detalle: el desenlace. Y por lo tanto un final feliz.
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