El pasado día 5 murió en París Alexandra Boulat. Había sufrido un aneurisma cerebral mientras trabajaba en Gaza el pasado mes de Junio. La ingresaron en un hospital de Jerusalén, dónde la indujeron un coma antes de trasladarla a su ciudad de origen. Tenía 45 años.
Se podría decir que Alexandra "nació" periodista: Su padre fue Pierre Boulat, fotoreportero de la mítica Life, y su madre Annie creó la agencia Cosmos. A pesar de ello, estudió diseño gráfico y arte con intención de convertirse en pintora. Empezó a trabajar como fotógrafa en 1989. Estuvo en Bosnia, Croacia, Kosovo, Ruanda, Afghanistan, Pakistan, Irak... Con otros seis fotógrafos, de la talla de James Nachtwey o Antonin Kratochvil, fundó VII, una cooperativa que empezó operando desde el salón de su casa y se ha convertido en una agencia de referencia.
Fue uno de esos raros fotógrafos que no hacen su trabajo por gloria o dinero. Se sentía muy próxima a la gente corriente, la que sufre los dramas que se retratan con grandes titulares y hacia ellos dirigía sus cámaras.
Hace algunos años que cubría Oriente Medio desde Jerusalem y estaba muy centrada en retratar las infames condiciones de vida a que Israel reduce a los palestinos. Hace dos se enamoró del cineasta palestino Issa Freig y se instaló en Ramallah. Ella misma fue víctima de ese miserable sistema de apartheid: La ambulancia que la recogió -palestina- fue retenida en el muro un tiempo hasta que llegó otra -israelí- que podia circular libremente hasta el hospital.
La revista Time le ha ofrecido un tributo con algunas de sus mejores imágenes. Su trabajo sobre las mujeres del "eje del mal" merece una visita.
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