Los amantes del etiquetado y los especialistas de la clasificación lo tienen difícil con Paolo Ventura. Fotógrafo profesional durante años, su obra personal es inclasificable: Monta escenas con decorados y personajes en miniatura, los ilumina de una forma muy simple (la luz de una ventana, algún reflector) y los fotografía con su vieja Pentax 6x7. El resultado circula con asiduidad por las galerías de arte del mundo e impresiona por su veracidad. Siempre son escenas sugestivas que podrían haber sido recogidas por los pinceles de un Hopper o un Balthus, por ejemplo. Así que ¿como definirlo? Un fotógrafo ajeno a la realidad, un pintor sin pinceles, un escultor que solo expone y vende el retrato de su trabajo...
De la serie Recuerdos de guerra
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