no viene a cuento... ¿o si?

Arturo Rodriguez (AP), Turista atendiendo a emigrante en Tejita, Lanzarote

Ya se ha hecho publico el resultado del World Press Photo de este año. La web es para pasarse unas horas mirando. Creo que el ganador merece plenamente el premio. Su foto desmonta en una instantánea todos los prejuicios y las simpllificaciones que hemos leído y/o visto sobre Líbano en estos meses.

Hay bastante presencia española entre los ganadores (Moises Saman, Pep Bonet, Daniel Beltrá, José Cendón) y me emociona especialmente un reportaje, el de Arturo Rodriguez (AP) sobre la llegada de una patera a la playa de Tejita, en Tenerife, imágenes de los turistas volcándose con los recién llegados. Me ha hecho pensar en una foto del Pulitzer Javier Bauluz: El cadáver de un emigrante en la playa de Zahara, ignorado por los bañistas. Y también en el furibundo ataque que le dedicó Arcadi Espada. Espada fue un interesante periodista al que seguía con devoción. Su libro sobre el caso del Raval me parece una obra maestra, uno de los pocos trabajos de periodismo de investigación dignos de ese nombre publicados en nuestro país. Pero hace un tiempo se subió a su torre de marfil como el que se sube al púlpito y se dedicó a juzgar a los demás con una especie de ¿matonismo moralista? difícil de comprender y aun mas difícil de compartir. Me escandalizó repetidamente por su afán en condenar no ya lo que alguien escribe o dice, sino lo que piensa, lo que él sobreentiende detrás de sus palabras, por sus intenciones, en definitiva. Dejé de leerle. Aun así, no pude evitarle del todo. Una noche, por ejemplo, me lo tropecé en el programa de Sanchez Dragó afirmando que el gobierno Aznar no mintió el 11M. Yo creo recordar que el presidente del gobierno llamó a los periódicos para decir que tenía pruebas de que había sido ETA. Seguramente me equivoco.

El caso es que escribió un texto ofensivo, despreciativo, sobre Bauluz, al que acusó de manipulación. La afirmación se sustentaba en el uso de no sé qué lentes manipuladoras y deformantes de la realidad, lo que hacia mas evidente la falta de base de su juicio. Es una foto sin trampa ni cartón, realizada, como todas las de Bauluz, con equipo normal, incapaz de milagro alguno.

El Consejo de la Información de Cataluña examinó el asunto y determinó que Espada habia violado al menos tres artículos del código deontológico establecido colegiadamente por los profesionales catalanes, que sus declaraciones eran falsas, injustas y sin razón. No recuerdo haber leído una disculpa de Espada, que sigue en su púlpito. Recuerdo una airada réplica a la condena descalificando el análisis del comité con pretextos leguleyos (falta de jurisdicción al no ser él miembro del Colegio que dictó el código deontológico que aplica el Consejo) y correcciones gramaticales al texto que le condenaba. Imagino un fondo de ironía en su réplica, que en cualquier caso es reveladora. Todo muy español: El gen Torquemada unido a la soberbia del condenado que no acepta que exista autoridad alguna con capacidad para juzgar su comportamiento: ¿Codigo deontológico? ¿A mí, experto en enjuiciamientos, insultos y descalificaciónes?

Si Espada ve el reportaje de Arturo Rodríguez, quizá le haga reconsiderar su punto de vista, ahora que lo denunciado por Bauluz resulta, por contraste, mas evidente aún que entonces. A mí, de momento, me gustaría agradecerle a los dos, a Bauluz y a Arturo Rodríguez, su trabajo, y a los turistas anónimos de las fotos de éste último su disposición, que me reconcilia un poco con el género humano.

Javier Bauluz

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