Hoy hace 75 años que un tal Adolfo Hitler llegó al poder. Los conservadores alemanes, que apreciaban la liberal constitución de la República de Weimar casi tanto como el ex pintor del bigotito, se lo sirvieron en bandeja. Tardó alrededor de un mes en desmantelar las instituciones a base de agresiones y en apropiarse del destino de todos los alemanes. Todo un récord.
La verdad es que la imagen tiene otro sentido, es casi perverso usarla como emblema de la destruccion causada por los nazis, pero no puedo evitarlo.
Pensado desde hoy, Peter sen tuvo una vida aterradora: De origen obrero, fue minero, luchó en la primera guerra mundial, y al terminar se unió al movimiento sindical y se convirtió en fotógrafo. Tuvo bastante exito hasta que fue, como tantos otros alemanes, represaliado por los nazis. Movilizado, luchó durante casi toda la guerra. En 1945 volvió a Dresde justo atiempo para sufrir los bombardeos aliados que arrasaron la ciudad. Una destrucción absurda (no era un objetivo militar, solo una ciudad universitaria desde la que escribió, recuerdo, Viktor Klemperer), sistematica y profunda. Peter perdió su casa, su archivo, su equipo. Con una cámara prestada y la poca película que consiguió se propuso documentar los efectos de las bombas, y reunió material suficiente para un libro que se ha convertido en un clásico: Dresden: Eine kamera klagt (Dresde: una cámara acusa). La foto emblemática muestra los restos de un soldado que encontró en un refugio antiaereo que no pudo proteger a nadie de las bombas incendiarias. El libro incluye tambien la famosa foto del angel que vigila las ruinas de Dresde.
La efemérides ha generado, como era de esperar, muchos comentarios sobre la posibilidad de que algo asi vuelva a ocurrir. Síntomas hay, muchos los citan (el principal un miedo manipulado por algunos politicos que no tienen reparo en utilizarlos para justificar agresiones, torturas y recortes en los derechos fundamentales). Añadamos las poderosas herramientas de control de conciencia que son los medios de comunicacion modernos, y la naturaleza humana, y la cosa da para preocuparse...
Pensado desde hoy, Peter sen tuvo una vida aterradora: De origen obrero, fue minero, luchó en la primera guerra mundial, y al terminar se unió al movimiento sindical y se convirtió en fotógrafo. Tuvo bastante exito hasta que fue, como tantos otros alemanes, represaliado por los nazis. Movilizado, luchó durante casi toda la guerra. En 1945 volvió a Dresde justo atiempo para sufrir los bombardeos aliados que arrasaron la ciudad. Una destrucción absurda (no era un objetivo militar, solo una ciudad universitaria desde la que escribió, recuerdo, Viktor Klemperer), sistematica y profunda. Peter perdió su casa, su archivo, su equipo. Con una cámara prestada y la poca película que consiguió se propuso documentar los efectos de las bombas, y reunió material suficiente para un libro que se ha convertido en un clásico: Dresden: Eine kamera klagt (Dresde: una cámara acusa). La foto emblemática muestra los restos de un soldado que encontró en un refugio antiaereo que no pudo proteger a nadie de las bombas incendiarias. El libro incluye tambien la famosa foto del angel que vigila las ruinas de Dresde.
La efemérides ha generado, como era de esperar, muchos comentarios sobre la posibilidad de que algo asi vuelva a ocurrir. Síntomas hay, muchos los citan (el principal un miedo manipulado por algunos politicos que no tienen reparo en utilizarlos para justificar agresiones, torturas y recortes en los derechos fundamentales). Añadamos las poderosas herramientas de control de conciencia que son los medios de comunicacion modernos, y la naturaleza humana, y la cosa da para preocuparse...
1 comentario:
Interesante reflexión.Ya lo decía Primo Levi, hay muchas razones para temer que algo así vuelva a suceder, cuando menos podríamos decir que otras atrocidades semejantes están sucediendo.
Saludos
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